La metodología Montessori esta fundamentada desde hace más de 100 años, La Dra. María Montessori a través de una observación científica y de diferentes estudios que realizo, se dió cuenta que los niños absorben como “esponja” toda la información que requieren y necesitan para su desempeño en la vida diaria.
La Dra. Montessori no estaba de acuerdo con las formas rígidas de educar, baso sus ideas en el respeto hacia el niño y en su capacidad de aprender, convencida de no moldear a los niños como reproducciones de los padres y profesores.
Concibió a los niños como la esperanza de la humanidad, por lo tanto el método Montessori es más que el uso del material para aprender; es la capacidad del educador de amar y respetar al niño como persona y ser sensible a sus necesidades.
El ambiente Montessori no incita a la competencia entre compañeros, se respeta y valora el esfuerzo y logro de cada niño, lo que se traduce en el fortalecimiento de su autoestima.
El error, equivocación o falta, es considerado como parte del aprendizaje, por ello, no es castigado, sino que es valorado e integrado como una etapa en el proceso de aprendizaje, se estimula al niño a hacer una autoevaluación y a vivir consecuencias lógicas de sus actos.
Los principios básicos de Montessori se sustentan en la independencia, la iniciativa, la capacidad de elegir, el respeto de reglas, experimentar consecuencias lógicas, el desarrollo y ejercicio de la voluntad y autodisciplina. Además de otros aspectos como el orden, la concentración, el respeto a los demás y a sí mismo.
Para poder llevar a cabo esta filosofía la Dra. Montessori le da vital importancia a la mente del niño según su etapa de desarrollo, a los periodos sensibles (periodos de la edad en que el niño demuestra capacidades inusuales en adquirir habilidades particulares, ya que es cuando atrae el interés del niño a una parte específica de su ambiente y de su necesidad), al ambiente preparado, y muy importante a la compañía, preparación y actitud del adulto.