El niño; el constructor del hombre.
Sin duda una de las grandes frases que usualmente conocemos de María Montessori, se desprende de su libro la mente absorbente… “El niño es el constructor del hombre y no existe ningún hombre que no se haya formado a partir del niño que fue una vez” (1949).
Resulta innegable la relevancia que tiene la formación del ser humano desde las primeras etapas de su vida, es justo en este punto donde cobra una imperiosa necesidad la importancia del acompañamiento que como adultos podamos brindarle al niño, si son ellos justo como bien lo decía la doctora Montessori “la salvación de la humanidad”.
Algunas veces pareciera que como adultos, ya seamos docentes o padres de familia, pasamos por alto o damos por sentado esta vital responsabilidad. Por ello es necesario preguntarnos constantemente ¿en qué ambiente estoy construyendo al adulto del mañana? ¿qué estoy haciendo para que ese adulto sume a la progresión de la humanidad?, muchas veces transitamos nuestra labor de formadores y acompañadores sin tomar conciencia de la trascendencia de nuestros actos, todo lo que haga o deje de hacer para formar a ese adulto del mañana, tendrá un impacto avasallador en la realidad humana, social y espiritual.
Para que los niños se desarrollen en plenitud no sólo basta proveer elementos materiales, como adultos es nuestra misión brindar espacios de convivencia preparados para el desarrollo físico y emocional que sean convenientes y acompañen al niño en su formación. De ahí que la forma en que un niño recibe ese cúmulo de experiencias, creencias, prácticas e información configurará su identidad y personalidad como adulto, la cual será la base para relacionarse y experimentar un mundo cada vez más complejo.
Esto sucede seamos conscientes o no, hagamos algo o no, el tiempo no da tregua, es por eso que es fundamental detenernos un poco y comenzar a trazar caminos que nos permitan acompañar a aquellos que solemos decir <<más amamos>>. Si realmente es así esto implica un compromiso personal como adulto, brindar la mejor versión que pueda dar de mí; presencia, tiempo, acompañamiento y dedicación en la formación de aquellos y aquellas que en algunos años podrán transformar la realidad hacia un mejor futuro.
Alma Ofelia Flores Quintana
Guía Montessori de Taller 1C